Nadie ninguna soy
Ningún hombre es mi cuerpo
Ningún río
Que revisen mi cuerpo
No tiene corazón
Está en la calle
Maravillosa calle
Como hoy casi es milagro
Y los hombres recuerdan
Un ultimátum ya
He vivido
Nada más
He vivido
Perdón por mi dulzura
Por no haber empuñado ni fusiles
Ni garras
Perdón por mi esqueleto decisivo y efímero
Mi violencia es una casa a fondo
Cuando de noche mueres sin aviso
Tocan la puerta
Andan.
El mundo es simplemente un alarido
Selva Casal
ISBN: 978-987-47683-7-7
Páginas: 152
Diseño de tapa: Gastón Malgieri
En los poemas de Selva Casal la muerte es una sustancia viva que se desplaza de poema en poema y lo tiñe todo de una oscuridad rosada. La vi a fines de los ochenta en Buenos Aires con José Luis Mangieri quien le publicó un tomo de poemas, y tuve aquella misma impresión de lava corriendo entre las cuchillas, como la tengo ahora al volver a leerla. Salve Casal, gran voz sudamericana, prima de Marosa Di Giorgio o cara oculta de la misma moneda!
Diana Bellessi